Tengo una corona de espinas en mi cabeza que me hiere y hace que gotas de sangre resbalen por mis mejillas para caer en el frío y duro asfalto.
Cuando siento el liquido rojo caer al suelo me pregunto donde esta el paraíso, ese lugar donde el dolor no existe y la sangre no se derrama.
Ensimismada en este doloroso pensamiento, la luz del sol cae en mis ojos ensangrentados.
La luz hace que me de cuenta que el paraíso lo tenemos aquí en la tierra creado por personas honestas de corazón llameante.
En eso momento la corona de espinas se desintegra y las heridas desaparecen.
Hermoso amiga mia 🙂
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gracias compañero!. 😀
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