Cabaret

Los pies de los espectadores se movían acompasados con el ritmo frenético de la música.

De repente,  un olor pútrido invadió el patio de butacas  haciendo que el silencio reinara en el local.

Por un momento pensaron que formaba parte de la función pero parecía demasiado siniestro para un espectáculo de cabaret.

Desde bambalinas una voz de ultratumba  comenzó a farfullar palabras de odio.

La voz continuó su monólogo, con una tono cada vez más claro, diciendo que había llegado el momento de su venganza.

Al escuchar eso, los espectadores salieron corriendo dejando a los actores solos en el escenario en lo que sería su última función.

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