Desprendía una sensualidad arrebatadora por eso cuando se acercó a él los nervios hicieron que se le cayera la copa al suelo.
Ella le sonrió, le agarro la mano llevándole hasta la puerta de la discoteca.
Él la seguía sin pedir explicaciones. Solo podía pensar en el polvo que iba a echar con una mujer espectacularmente atractiva.
Cuando estuvieron en un lugar intimo agarro con fuerza su entrepierna y comenzó a besarle con una intensidad que casi le asfixia.
En un momento paso de su boca al cuello. El estaba tan excitado que no se dio cuenta que los colmillos de su amante comenzaban a clavarse en su yugular.
Cuando quiso escapar fue demasiado tarde.