Los herejes del Dios sordo, los héroes de la humanidad habían dejado la desesperación a un lado y habían llenado su espíritu de esperanza.
Había nacido la elegida, la que estaba destinada a destronar al dios sordo y salvar a la humanidad.
Los deseos concentrados de millones de personas se habían materializado en la figura de una recién nacida porque la liberación de un pueblo siempre empieza por cosas pequeñas.