Mientras acariciaba a sus gatos, el brujo mandaba mensajes al médico para que abandonara a la enfermera.
El brujo quería que su único anclaje con la realidad y lo bueno desapareciese. Cuando lo consiguiera iniciaría el proceso de asimilación para poder tenerle a su servicio como un esclavo sin conciencia.
Le estaba costando mucho tiempo pero no tenía prisa. El dios sordo le había dado una orden y no pensaba desobedecerlo.
El mundo roto que quería el Dios dependía de ello.