La ofensa de la que fue víctima colmo su paciencia pero no sabía cómo canalizar su ira.
Hasta que un día de Otoño la luz trémula del Sol y le hizo saber que hacer. Comenzó a andar el camino en búsqueda de la elegida para acabar con el Mal divino.
La conjura contra el dios sordo se había iniciado.